SALUD MENTAL
La conceptualización en este campo han
ido evolucionando desde la noción de locura o enfermedad psiquiátrica hacia la
de salud mental, lo cual ha supuesto un cambio en la perspectiva de la acción,
los medios, estrategias y políticas.
Se ha puesto énfasis en la prevención
de la enfermedad y sus secuelas, y en la promoción de estilos de vida y
comportamientos de salud, considerando las estrategias de autocuidado
individual y de participación activa de la comunidad y la sociedad en su
conjunto.
La salud mental es un concepto difícil
de delimitar. Las múltiples tentativas hechas para precisar su contenido y
límites han conducido siempre a resultados discutibles.
La salud mental no es sólo la
ausencia de trastornos mentales. Se define como un estado de bienestar en el
cual el individuo es consciente de sus propias capacidades, puede afrontar las
tensiones normales de la vida, puede trabajar de forma productiva y fructífera
y es capaz de hacer una contribución a su comunidad.
En la mayoría de los países,
sobre todo en los de ingresos bajos y medios, los servicios de salud mental
adolecen de una grave escasez de recursos, tanto humanos como económicos. La
mayoría de los recursos de atención sanitaria disponibles se destinan
actualmente a la atención y el tratamiento especializados de los enfermos
mentales y, en menor medida, a un sistema integrado de salud mental. En lugar
de proporcionar atención en grandes hospitales psiquiátricos, los países
deberían integrar la salud mental en la asistencia primaria, ofrecer atención
de salud mental en los hospitales generales y crear servicios comunitarios de
salud mental.
Aún más reducidos son los
fondos disponibles para la promoción de la salud mental, expresión amplia que
abarca toda una serie de estrategias destinadas a lograr resultados positivos
en materia de salud mental. El desarrollo de los recursos y las capacidades de
la persona y la mejora de la situación socioeconómica figuran entre los
objetivos de esas estrategias.
La promoción de la salud mental
requiere que se adopten medidas multisectoriales, en las que participen
diversos sectores del gobierno y organizaciones no gubernamentales o
comunitarias. El principal fin ha de ser promover la salud mental durante todo
el ciclo vital, para garantizar a los niños un comienzo saludable en la vida y
evitar trastornos mentales en la edad adulta y la vejez.
En el informe «Salud Mental en el
Mundo» se plantea que la salud mental está
relacionada con las fuerzas sociales a través de la economía familiar y
comunitaria, el ambiente y los recursos con los cuales cuenta la persona; por
eso, la pobreza y el estancamiento económico, el hambre, la desnutrición, el
hacinamiento urbano, la explotación sexual, el desempleo, las condiciones
inadecuadas de trabajo, entre otros, pueden menoscabar la salud mental. En tal
sentido, la salud mental es también una cuestión de bienestar económico y
político.
CARACTERÍSTICAS DE LA REALIDAD PERUANA
El Perú está considerado dentro de los
países pobres del mundo compartiendo con ellos un conjunto de características
económicas, sociales y culturales que actúan en contra del desarrollo integral
y de la salud mental, influyendo sobre la cotidianeidad, la capacidad de ajuste
y afronte a las crisis, el acceso a los servicios de salud y la calidad y
eficiencia de los mismos.
Así, el principal reto que la salud
mental enfrenta como obstáculo es la pobreza que en el país alcanza cerca del
54% de la población, con un 21.7% de pobreza extrema, constituyendo la fuente
de brechas en el acceso a servicios y entre ámbitos rural y urbano, que separa
de manera ostensible a pobres y ricos.
Se encuentra asociada al desempleo, subempleo, desnutrición, carencias
educativas, desprotección social y jurídica, déficit sanitarios y de salud
entre otros. Desde el punto de vista de la organización política y social,
podemos señalar que las condiciones de inequidad mencionadas, generan dos
fenómenos de gran implicancia para la salud mental: exclusión social y anomia.
Puede decirse que la exclusión
constituye el telón de fondo de lo que algunos analistas identifican como las
«desigualdades en recursos y necesidades de salud entre las mujeres y los
hombres»
La exclusión aparece entonces en las
diferencias entre grupos sociales, entre sexos, etnias y generaciones, así como
entre lo rural y lo urbano, configurando el espectro de la inequidad que
amenaza también el panorama nacional en materia de salud mental.
Componentes para un
modelo conceptual integral de salud mental
La integralidad de la salud física y
la salud mental
- La naturaleza interactiva de la
persona con su medio
- La «circularidad» dinámica de los
procesos psíquicos asociados a la salud mental
- La existencia de tres tipos de
continuidades que marcan la historia personal:
1) La continuidad salud – enfermedad.
2) La continuidad desarrollo –
detención.
3) La continuidad participación –
exclusión.
- La diversidad esencial de la
humanidad, poniendo de relieve cuatro diferencias significativas que dan lugar
a enfoques específicos:
1) Entre grupos sociales.
2) Entre sexos.
3) Entre grupos étnicos (y diferencias
en culturas).
4) Entre generaciones (infancia,
adolescencia, adultez y adultez mayor).
Principales problemas e
indicadores de salud mental
Se abarcan trastornos mentales
específicos y otras problemáticas psicosociales, asumiendo que la
psicopatología individual y los problemas psicosociales se asocian a factores etiológicos
similares siendo todos ellos, parte de la problemática de la salud mental.
Principales trastornos
mentales: Depresión, esquizofrenia y ansiedad
En un estudio anterior realizado en el
INSM Honorio Delgado-Hideyo Noguchi5 se mencionan los motivos más frecuentes
asociados al suicidio: conflictos conyugales (29,6%), conflictos familiares
(27,6%), conflictos sentimentales (22,1%), etc.
Los diagnósticos clínicos más
frecuentes asociados al suicidio fueron: trastorno depresivo mayor (39,4%) y
trastorno reactivo con síntomas depresivos (35,5%); un 23% está asociado
también con el abuso de alcohol y otras sustancias.
Consumo y abuso de
sustancias psicoactivas
En el Perú, los varones tienen la tasa
más alta de dependencia al alcohol en relación a las mujeres: 16% frente al
4,9%. El 30% o más de los bebedores desarrollan problemas biográficos asociados
al consumo: la intoxicación alcohólica puede producir irritabilidad, conducta violenta
y depresión.
Sobre el tabaco diremos que la
dependencia a la nicotina es la segunda en prevalencia, y de las más costosas,
pero a la vez, una de las más tratables de todas las dependencias a sustancias
psicoactivas.
Cabe agregar que el 50% de los
fumadores desarrolla algún tipo de cáncer en los países desarrollados8 y se presume que el
Perú siga ese mismo patrón mundial.
La violencia
La violencia es expresión dramática
del conjunto de condiciones de vida inhumanas de las que a diario somos
testigos (políticas, socioeconómicas, familiares, del tipo de vínculo humano).
Al respecto, es ilustrativa la opinión
de J. Gilligan: «La violencia es causada por un sentimiento interior de
vergüenza, de humillación, un sentimiento de inferioridad en relación a alguien
que se considera superior (...) mientras más grande sea la brecha entre ricos y
pobres será mayor el sentimiento de inferioridad, mayor el sentimiento de
humillación con un resultado de mayor violencia (...). La violencia es
compleja, está multideterminada y se expresa en una variedad de conductas: el
homicidio, el suicidio, el terrorismo, el secuestro, la pena de muerte, etc.
Las causas son múltiples (...) pero podemos dividirlas en tres: las biológicas,
las psicológicas y las socioeconómicas.
Maltrato infantil
En el estudio de Ponce (1995) resalta
que poco más de la mitad de los hijos son maltratados físicamente (52,3%), de
los cuales un 20,4% son golpeados con objetos flagelantes. La flagelación es el
método más practicado sin distinciones de edad, sexo o nivel sociocultural de
los niños/as y sus familias.
Violencia contra la mujer
Ha sido empujada, golpeada o agredida
físicamente; la mayoría (83%) a veces y el 16% con frecuencia. En relación al
maltrato psicológico, se han identificado situaciones de control (34%) como «la
ignora o es indiferente»; situaciones desobligantes (48%) como «la grita cuando
le habla»; y amenazas (25%) como «me tienes cansado, me voy de la casa»
Existen problemas sociales que tienen
claros componentes de salud mental que abordar. Es el caso de las pandillas
juveniles, cuyas causas poco se han estudiado, haciéndose mención de algunas como:
problemas familiares, falta de oportunidades y canales de participación y
recreación, búsqueda de algún referente frente a la anomia y exclusión social.
Otro problema es el aborto; además del alto índice de mortalidad que ocasiona,
tiene consecuencias emocionales en las adolescentes y mujeres en general poco
atendidas. Vinculado al problema anterior está la fecundidad adolescente; de
acuerdo al INEI el 13% de las adolescentes entre 15 y 19 años está embarazada o
ya es madre.12
El
embarazo adolescente, además de los riesgos de salud física, ocasiona también
repercusiones emocionales y psicosociales poco abordadas.
El estado de bienestar en el cual el individuo es consciente de sus propias capacidades, puede afrontar las tensiones normales de la vida.
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