EL PACIENTE
ESPECIAL EN ODONTOLOGÍA
Gran parte de los profesionales cree que la atención odontológica a
discapacitados requiere entrenamiento especial y equipo adicional.
Además muchos odontólogos piensan que esos pacientes deben ser
hospitalizados para recibir el tratamiento adecuado.
Ciertamente un sector de esa población requerirá hospitalización,
sin embargo la mayoría puede ser tratada en consultorio privado por el
odontólogo general.
Los odontólogos como profesionales deben considerar a las personas
impedidas como individuos con problemas dentales, que tienen además una
condición médica particular.
Los factores importantes para el manejo del discapacitado son
compresión, compasión y paciencia.
El manejo eficaz de estas personas implica más un cambio de actitud que
de técnica.
Debe armonizar psicológicamente con las necesidades del individuo en
particular si desea lograr el objetivo de la atención odontológica.
Hay dos razones básicas para ello:
· Mejorar la comunicación
con el paciente y los padres
· Brindar un modelo de
actitudes y conductas para el resto del personal.
El odontólogo debe tener un conocimiento activo de la psicología y mucha
experiencia práctica, las cuales permitan tratar las ansiedades del individuo
normal en las consultas.
En la consulta de un paciente impedido, estas ansiedades suelen ser
mayores.
Debido a una incapacidad para comunicarse o a un impedimento físico, las
reacciones del discapacitado ante la situación odontológica suelen ser
distintas a las de un paciente normal.
Si el odontólogo no está preparado para éstas reacciones, pueden
aparecer sentimientos de tensión e incomodidad, pudiendo aumentar el estado de
ansiedad del paciente y hasta provocar temores, lo que resulta un círculo
vicioso.
Para disminuir la posibilidad de este cuadro, el profesional debe estar
familiarizado con las características comunes del incapacitado y poseer
información específica de cada paciente en particular.
Las metas y objetivos del examen odontológico no son distintas a las que
se tienen con un paciente normal.
Hay que dedicar especial atención al logro de una minuciosa historia
médica y odontológica.
La primera cita suele ser la más importante, al igual que con los
pacientes normales, ya que preparará el campo para las citas futuras.
Se debe disponer de tiempo suficiente como para hablar con los padres y
el paciente antes de iniciar cualquier atención dental, así disminuir la
ansiedad de ambos y establecer una buena comunicación con ellos.
Esta demostración de sinceridad e interés resulta vital en el
tratamiento.
En la situación de consultorio corriente, la presencia del paciente en
el sillón requiere de su consentimiento para ser tratado.
Ni los menores ni los mentalmente impedidos están legalmente capacitados
para dar consentimiento, por lo que requieren del consentimiento de padres o
tutor.
Un consentimiento valedero es aquel que el paciente firmó con
conocimiento, que el paciente tenía capacidad para consentir, y que el
consentimiento fue para un tratamiento específico.
En el caso de los discapacitados mentales, los formularios de
consentimiento deben estar llenados y firmados por los padres o tutor.
Una consulta con el médico principal del paciente puede dar importante
información acerca del impedimento del individuo y su capacidad para
desenvolverse, así aumentar la información del paciente.
Los procedimientos siguientes han sido efectivos para establecer la
relación odontólogo-paciente y reducir la ansiedad de leste respecto a la
atención odontológica:
• Dar breve paseo por el consultorio antes de iniciar el tratamiento
para que el paciente se familiarice con el diseño y mobiliario, así reducir el
temor a lo desconocido.
• Hablar lentamente y con términos sencillos.
Asegurarse de que las explicaciones sean entendidas por el paciente.
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