Es frecuente el
sangrado de encías durante este período de embarazo.
Las alteraciones
hormonales que se producen en el embarazo aumentan la respuesta inflamatoria de
la encía produciendo gingivitis, que se inicia por factores irritativos
bacterianos (placa bacteriana), y aumentan las posibilidades de sangrado.
La encía se
vuelve rojiza y con frecuencia se produce un agrandamiento, producto de la
inflamación que además aumenta la cantidad de vasos sanguíneos.
Estos síntomas
están asociados directamente con el aumento de la progesterona a causa del
embarazo.
Puede disminuir
después del parto, aunque no desaparece por completo, por lo que se debe
comenzar con un control y seguimiento odontológico.
Durante el
embarazo también se produce un aumento de la movilidad dentaria, pero que
también vuelve a la normalidad luego del parto.
La más frecuente
es la gingivitis marginal crónica que puede evolucionar en una enfermedad
periodontal, donde se pierde tejido de soporte dentario y en consecuencia la
pieza dental.
La finalidad del
tratamiento consiste en disminuir la respuesta inmunológica que se logra
mediante los siguientes procedimientos:
Estricto control de la placa bacteriana:
Existen
productos reveladores de placa bacteriana que en el consultorio del odontólogo
indicarán la eficacia de tu técnica de cepillado y limpieza bucal.
Eliminación del sarro:
Si hubiera sarro
el profesional deberá realizar la respectiva limpieza periodontal en el
consultorio.
La mejor etapa
para recibir el tratamiento odontológico es durante el segundo trimestre del
embarazo (luego de la semana 13).
Es aconsejable
evitar cirugías y toma de rayos X a menos que sea una situación
de emergencia.
Por todos los
factores enumerados anteriormente, no es extraño que durante el embarazo sufras
de sangrado e inflamaciones en la encía, por lo que debes prestarle cuidado
pero no alarmarte en principio.
Para mantener tu salud bucal, es fundamental que realices un cepillado completo y prolijo de todas las caras de tus piezas dentales, prestando principal atención a la parte que está en contacto con la lengua y el paladar, ya que estas zonas presentan mayor dificultad para el acceso con el cepillo dental.
La duración del
mismo está estrechamente relacionada con el uso que hagas del mismo y la fuerza
con que realizas tu cepillado.
No es cierto que
tengan un periodo predeterminado de duración.
Para mantener la salud de tus encías es aconsejable que tu cepillo dental sea suave, de cerdas sintéticas y de cabezal pequeño, para llegar a las zonas de difícil acceso.
También existen pastas dentales con principios activos específicos para un sinnúmero de problemáticas que tienen su origen en la encía, pero es tu odontólogo quien debe indicártelos, al igual que los enjuagues bucales que puedes usar.
Existen en el
mercado colutorios, pero su dosis y duración deben estar siempre reguladas por
tu odontólogo.
Tener una dieta rica en fibras (frutas, verduras y cereales) ayuda a mantener el tono de tus encías y con esto disminuirá el sangrado.
¿Cuándo debería consultar al odontólogo?
Hay ciertos
signos que deben alertarte para realizar la consulta con tu odontólogo.
Entre los más
frecuentes podemos citar:
Sangrado exagerado o espontáneo (sin estímulo de comidas o bebidas).
Mal aliento que se extiende más allá de los primeros minutos de la
mañana, al ingerir alimentos o bebidas, o que persiste luego de tu cepillado
dental matinal.
Inflamación o aumento de volumen en el tamaño de la encía, esta se
presenta más rojiza en la zona inflamada y tiende al sangrado.
Antecedentes de lesiones en el tejido gingival (encía) durante embarazos
anteriores.
En casos avanzados de gingivitis puede haber cierto grado de movilidad
dentaria.
Asimismo, es muy
importante que los controles odontológicos sean más seguidos durante el
embarazo.
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