lunes, 15 de octubre de 2012

IMPLANTOLOGÍA DENTAL


IMPLANTOLOGÍA DENTAL
Los implantes son unas fijaciones de titanio puro que se colocan en el hueso maxilar con el fin de sustituir a las raíces de las piezas dentales perdidas, lo cual nos permite reemplazar la pieza natural por una pieza artificial de mejor funcionalidad e igual o mejor estética.
La Oseointegración es un fenómeno biofísico que produce una unión a nivel molecular del titanio con el hueso.
Dicha unión es tan fuerte que si quisiéramos posteriormente separar el titanio del hueso sería imposible, tan sólo podríamos extraer el implante extrayendo al mismo tiempo el hueso que lo rodea.
Existen muy pocas contraindicaciones absolutas, entre las que podemos destacar enfermedades graves que influyan en el metabolismo del hueso, infecciones específicas, tumores malignos que afecten al hueso, o radioterapia en grandes dosis.
Es importante decir que los implantes no provocan rechazo en el organismo, tan solo puede ocurrir que fracase la oseointegración ( se estima normal un nivel de fracasos del 2% de los implantes colocados).
Aquí entra en juego la pericia del cirujano, aunque también hay que considerar que hay casos más comprometidos que otros.
Cuando un implante fracasa puede y debe volver a colocarse otro para sustituirlo.
Se trata de una intervención ambulatoria, esto quiere decir que no es preciso ingresar en una clínica sino que la intervención se lleva a cabo en la consulta dental, siempre que dicha consulta esté equipada con el material necesario para realizar cirugía.
La intervención se lleva a cabo en la mayoría de los casos mediante anestesia local.
En intervenciones de larga duración (rehabilitaciones completas, elevaciones de seno maxilar, regeneración ósea) se puede recurrir a un médico anestesista para una sedación intravenosa monitorizada.
El paciente en ningún momento siente dolor ni molestia alguna.
Al contrario de lo que pueda parecer, en muchos casos el post-operatorio supone menos molestias e incomodidades que otras intervenciones menores en Odontología.
Un implante bien colocado no debe doler, únicamente puede ocasionar molestias la herida en la encía durante el proceso de cicatrización.
Es fundamental observar una escrupulosa higiene para evitar sobreinfecciones de la encía.
Normalmente se prescriben antibióticos por seguridad.
En los casos de grandes intervenciones, como elevaciones de seno maxilar o injertos, aparece frecuentemente hinchazón durante los primeros días, si bien no resulta dolorosa y permite hacer vida normal.
Las prótesis pueden colocarse tras dos meses de espera una vez realizada la cirugía.
Otros implantes pueden requerir un tiempo de oseointegración de hasta seis meses.
Los implantes se pueden colocar en los jóvenes una vez completado el desarrollo, normalmente a partir de los dieciséis años en las mujeres y dieciocho en los hombres.
En los adultos no existe contraindicación en razón de la edad.
Básicamente existen dos formas de rehabilitación protésica sobre implantes:
La prótesis fija en cerámica, que nos proporciona el mayor nivel de estética, comodidad y función, y la prótesis removible (de quitar y poner), realizada en resina y que supone una opción más económica al ser un tratamiento menos sofisticado.
Los implantes correctamente colocados garantizan unos resultados estéticos en la mayoría de los casos muy superiores a la dentadura original del paciente.
El paciente debe tener claro que no sólo conseguirá una boca sana sino además una sonrisa estética.
Esas deben ser sus exigencias.
Unos implantes bien colocados y de tamaño proporcional a la carga que han de soportar (a mayor tamaño mayor seguridad) son para toda la vida.
Las condiciones fundamentales para garantizar el éxito son:
·         La correcta planificación del caso concreto.
·         Las manos y la experiencia del cirujano (el tamaño del implante y su correcta colocación).
·         La elaboración de la prótesis teniendo en cuenta las cargas que ha de soportar y el correcto ajuste para evitar fuerzas anómalas que supongan un sobreesfuerzo de los implantes.

Quizás el riesgo más significativo es la pérdida de sensibilidad en la zona del labio inferior cuando durante la intervención se toca o se secciona el nervio mentoniano, dicha pérdida de sensibilidad puede ser temporal o permanente.
Por ese motivo hay que ser especialmente cuidadoso cuando se opera en esa zona porque no nos vale tocar el nervio con un implante demasiado largo pero tampoco nos sirve un implante demasiado corto que no aguante la carga a la que será sometido.
Por otro lado es fundamental que los implantes estén correctamente colocados desde un principio, puesto que una vez que éstos se oseintegran quedan "soldados" al hueso.

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