lunes, 29 de octubre de 2012

LOS GOLPES EN LA CARA Y SUS CONSECUENCIAS



LOS GOLPES EN LA CARA Y SUS CONSECUENCIAS

Cuando los niños comienzan a pararse y a gatear, aumenta el riesgo de que se caigan y golpeen.
 
Aparte de las lesiones traumatológicas, que son de fácil detección pues causan un fuerte dolor al niño y un impedimento inmediato de realizar sus actividades con normalidad.

Existe una serie de accidentes cotidianos que son necesarios de reconocer y evaluar para tomar la decisión adecuada, ya sea la atención oportuna en el hogar o bien el traslado inmediato a un centro asistencial.

Hay que estar atentos también a los golpes que se producen en los jardines infantiles, en la hora de los recreos especialmente y en las piscinas y plazas, donde es común que los pequeños se caigan de los columpios o resbalines.

Los accidentes que afectan los dientes son muy frecuentes e incluyen, en la mayoría de los casos, a los incisivos superiores.

Este tipo de traumatismo no se debe descuidar, aunque se trate de los dientes deciduos, que serán sustituidos por los permanentes.

A pesar de ser provisionales, los dientes deciduos son útiles para la masticación, permiten la correcta pronunciación de algunas consonantes y sobre todo, tienen la función de servir de base a los dientes definitivos favoreciendo su correcto posicionamiento.

Si sufre alguna luxación:

Se habla de luxación cuando el diente afectado por el golpe se desplaza de su posición natural.

La luxación se define como “intrusiva” cuando el diente se desplaza hacia dentro del alveolo en el que se introdujo y por lo tanto, parece más corto.

Se denomina “extrusiva” si el diente se desplaza hacia fuera, es decir, si sobresale parcialmente del espacio que lo aloja.

En ambos casos, hay que acudir al dentista u odontopediatra, para que valore la situación.

Si el especialista lo cree conveniente, tomará una radiografía del diente con el fin de establecer si existe un riesgo de que el desplazamiento del diente deciduo ponga en riesgo la “salida” del permanente.

Si no existe peligro, no es necesario intervenir.

Algunas veces, el diente que se desplazó se vuelve a colocar en su sitio de forma espontánea.

Si se cae:

Como consecuencia de un golpe, es necesario acudir al dentista, para establecer la importancia del golpe y para determinar qué es lo que se hará en consecuencia.

El diente deciduo no se puede reimplantar porque podría obstaculizar el crecimiento del diente definitivo.

No obstante, es oportuno que en el espacio que quedó libre se coloque un diente artificial, que sea sostenido por un pivote que colocará el dentista, con el fin de mantener el espacio.

De esta manera, se resuelve el inconveniente estético y se evita que el espacio se cierre, impidiendo a los dientes definitivos que adquieran una posición incorrecta.

Si se rompe:

No vale la pena recuperar el pedazo roto, dado que no es práctico reconstruir los dientes deciduos.

La intervención requerirá gran colaboración del niño, lo cual no suele suceder.

En cualquier caso, siempre es oportuno que el dentista valore la importancia del golpe con respecto a la pulpa dental e indique el tratamiento más apropiado.

Los antibióticos:

Es posible que como consecuencia de un traumatismo que haya afectado a un diente, en la zona se forme un absceso de pus.

En este caso, es necesario llevar al niño al dentista, quién después de valorar la situación prescribirá un tratamiento con antibiótico.

Algunos especialistas consideran prudente recetar el antibiótico incluso después de la caída traumática de un diente, si la zona se muestra afectada por una lesión.

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